Sanguinarios de podio
A lo largo de la historia los asesinos seriales han hecho su aparición en todo el mundo
Ted Bundy: tenía vidas paralelas: en la cotidianidad era un hombre romántico y cariñoso con sus novias, pero algunas noches salía a dar rienda suelta a su brutalidad. Usaba una venda en el brazo simulando una rotura para pedirle a su víctima que lo ayudara a cargar algún objeto pesado. Cuando lograba atraerlas, les mordía todo el cuerpo y las asesinaba. Se le atribuyen 20 asesinatos en Estados Unidos y 28 en Canadá. En 1989 fue condenado a la silla eléctrica.
Jeffrey Dahmer, el asesino de Milwaukee: asesinó a 18 jóvenes homosexuales, los desmembró y se comió parte de sus cuerpos. Confesó que comer carne joven le propiciaba una erección permanente. En una ocasión guardó los genitales en recipientes con formol e hirvió la carne de los cráneos de algunas de sus víctimas para conservarlos como trofeos.
Andrei Chikatilo: asesinó a 52 menores de ambos sexos en Rusia entre la década de los 70 y 90. Su impotencia sexual desaparecía cuando veía la sangre de sus víctimas. Por eso las acuchillaba mientras las violaba. En alguna entrevista dijo “Yo soy un error de la naturaleza, una bestia enfadada”. Fue ejecutado en la cárcel de Moscú, en 1994.
Henry Lee Lucas y Ottis Toole: durante la década de los 70, este par de necrófilos norteamericanos se unieron para asesinar a 200 personas entre hombres y mujeres. Los violaban, los desmembraban y después volvían a violarlos. Cuando terminaban, repartían los trozos de cuerpo por todo el país. Henry Lee tuvo una relación afectiva con una sobrina de Ottis, pero cuando se cansó de ella la asesinó de una puñalada en el corazón y la violó. Después diría que ese fue el mejor sexo que tuvo con su chica.
Bruno Ludke: nadie en Berlín podía creer que ese hombre grande y bonachón que llevaba a domicilio la ropa de la lavandería fuera el asesino de 85 mujeres. En 1928 sintió el placer que le proporcionaba atacar a mujeres solitarias, estrangularlas y violar sus cadáveres. Desde entonces continuó con su ola criminal hasta que en 1943 lo detuvieron las autoridades.
Gilles de Rais, Barba azul: en 1440 se encontraron despedazados 50 cuerpos de adolescentes en la propiedad del barón francés. Confesó haber asesinado a 140 jóvenes y admitió el placer que le producía sentarse en sus estómagos y ver cómo agonizaban lentamente. Después besaba los cuerpos inermes, especialmente de quienes tenían los genitales más bellos. Fue quemado en la hoguera en 1440.
lunes, agosto 14, 2006
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