‘El monstruo de los Andes’
El responsable de violar y asesinar al menos a 130 niñas anda suelto.
Pedro Alonso López es tolimense, pero tiene alma de nómada y corazón de asesino. En sus recorridos por los pueblos de Colombia, Perú y Ecuador iba a las plazas de mercado a escoger sus víctimas, sin afanes, como quien selecciona las mejores reses. Entre todas, sus favoritas eran las mayorcitas de 9 años, pero que nunca sobrepasaran los 13. Cuidadosamente se les acercaba y las convencía de acompañarlo a comprar un dulce que compartiría con ellas. En pasajes desolados las violaba y después las estrangulaba lentamente, siempre a la luz del día para poder ver en sus ojos como se les extinguía la vida. En la única entrevista que ha dado, dijo que prefería a las ecuatorianas, “son más dóciles y más confiadas e inocentes, no son como las muchachas colombianas, que sospechan de extraños”.
El prontuario de López comenzó en su propia casa, en 1957. Un amanecer, cuando su madre llegó después de horas de cambiar sexo por centavos, descubrió en medio de la penumbra a su hijo de 8 años intentando abusar sexualmente de una de sus hermanas. Con las primeras luces del día le sacó la ropa para que nunca volviera. Y jamás volvió. Durante años rodó de pueblo en pueblo y de cárcel en cárcel. El primer ‘canazo’ se lo ganó en 1969 por el robo de un carro y al poco tiempo de estar preso fue violado por un grupo de reos. López tenía 20 años, pero no le tembló el pulso para asesinarlos. Cuando salió de la cárcel, nueve años después, comenzó su cadena de asesinatos en los países andinos.
En Perú, violó y mató alrededor de 100 niñas de distintas tribus indígenas. Justamente en el momento en que intentaba llevarse una pequeña ayacucha fue atrapado por la tribu para enjuiciarlo. Una misionera estadounidense convenció a los indígenas de dejar que las autoridades se encargaran de castigarlo, y le salvó el pellejo. La mujer lo llevó a la Policía, pero pocas horas después quedó libre y continuó su recorrido por otros pueblos, hasta llegar a Ambato, en Ecuador. A los pocos días de su llegada, las noticias empezaron a alertar sobre la desaparición de niñas. Un día de 1980, un aguacero torrencial desenterró los cuerpos de cuatro menores que tenían señales de haber sido sometidas a vejámenes sexuales antes de su muerte.
‘El Monstruo’ fue atrapado cuando trataba de convencer a su siguiente víctima. Con vanidad confesó ser el autor de la muerte de esas cuatro niñas y de por lo menos otras 130 en ese país. Aunque fue condenado a 30 años, logró una amplia rebaja de penas y en 1993, después de pagar una condena de 13 años, López salió bajo libertad provisional. Desde ese día se perdió su rastro. Cinco años después de salir de la cárcel, la Interpol encendió las alarmas cuando comenzaron a aparecer otros casos de violación y asesinato de menores en el Amazonas colombiano y peruano, iguales a los que López solía cometer. Las autoridades emprendieron su búsqueda, pero hasta el momento, el hombre que dejó 300 víctimas en su recorrido por los tres países andinos anda suelto.
lunes, agosto 14, 2006
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