sábado, mayo 12, 2007

CONCURSO INTERNO ESCUELA SWING LATINO DE CALI



Originally uploaded by Helmuth Jalvin.
Artistas, eso son estos muchachos,
Ya el tiempo de los bailadores de grill y discoteca que terminaba borracho al final de la noche y era alabado por todo el mundo, es una etapa que ha muerto en Cali
Ahora siguen estos muchachos, profesionales cuya pasión y amor por el baile no tiene límites

jueves, mayo 10, 2007

Fernando Vallejo comunica que su colombianidad se acabó


El siguiente es el texto completo difundido por Caracol con el cual Vallejo comunica que su colombianidad se acabó.


"A México llegué el 25 de febrero de 1971, vale decir hace 36 años largos, más de la mitad de mi vida, a los que hay que sumarles un año que viví antes en Nueva York. ¿Y por qué no estaba en Colombia durante todo ese tiempo? Porque Colombia me cerró las puertas para que me ganara la vida de una forma decente que no fuera en el gobierno ni en la política a los que desprecio y me puso a dormir en la calle tapándome con periódicos y junto a los desarrapados de la Carrera Séptima y a los perros abandonados, que desde entonces considero mis hermanos.

Me fui a Nueva York a tratar de hacer cine, que es lo que había estudiado, y de allá me vine a México y en pocos años conseguí que Conacite 2, una de las tres compañías cinematográficas del Estado mexicano, me financiara mi primera película, Crónica roja, de tema colombiano. Entonces regresé a Bogotá a tratar de filmarla con el dinero mexicano. ¡Imposible! Ahí estaba el Incomex para impedirme importar el negativo y los equipos; la Dirección de Tránsito para no darme los permisos que necesitaba para filmar en las calles; el Ministerio de Relaciones Exteriores para no darme las visas de los técnicos que tenía que traer de México; la policía para no darme su protección durante el rodaje y el permiso de que mis actores usaran uniformes como los suyos y pistolas de utilería pues había policías en mi historia... Y así, un largo etcétera de cuando menos veinte dependencias burocráticas con que tuve que tratar y que lo más que me dieron fue un tinto después de ponerme a hacer antesalas durante horas. Entonces resolví filmarla en México reconstruyendo a Colombia. En Jalapa, la capital del Estado de Veracruz, por ejemplo, encontré calles que se parecían a las de los barrios de Belén y de la Candelaria de Bogotá y allí filmé algunas secuencias. Con actores y técnicos mexicanos, con dinero mexicano e infinidad de tropiezos logré hacer en México mi película colombiana a la que Colombia se oponía, soñando que la iban a ver mis paisanos en los teatros colombianos. ¿Saben entonces qué pasó? Que mi mezquina patria la prohibió aduciendo que era una apología al delito. Una apología al delito que se basaba en hechos reales que en su momento la opinión pública conoció y que salió en todos los periódicos, la del final de los dos hermanos Barragán, unos muchachitos a los que la policía masacró en un barrio del sur de Bogotá. A cuantas instancias burocráticas apelé, empezando por la Junta de Censura y acabando en el Consejo de Estado, la prohibieron. Nadie en Colombia, ni una sola persona, levantó su voz para protestar por el atropello, que no era sólo a mí sino al sueño de todos los cineastas colombianos, quienes por lo demás, sea dicho de paso, también guardaron silencio.

Como yo soy muy terco volví a repetir el intento con mi segunda película colombiana, En la tormenta, sobre el enfrentamiento criminal entre conservadores y liberales en el campo cuando la época llamada de la Violencia con mayúscula, y con igual resultado: no me la dejaron filmar, la tuve que hacer en México y me la prohibieron, aduciendo que el momento era muy delicado para permitir una película así. Como yo sólo quería hacer cine colombiano y no mexicano, ni italiano, ni japonés, ni marciano, desistí del intento. En alguno de mis libros, aunque ya no me acuerdo en cuál, conté todo esto pero con más detalle: los camiones de escalera y los pueblitos colombianos que tuve que construir, los platanares y cafetales que tuve que sembrar en las afueras de la ciudad de México, los ríos quietos como el Papaloapan que tuve que mover para que arrastraran los cadáveres de los asesinados con la ira del río Cauca, la utilería que tuve que mandar a hacer o traer de Colombia a México, como las placas de los carros y las botellas de cerveza... Nunca acabaría de contarte cosas. Te lo resumo en una sola frase: Colombia, la mala patria que me cupo en suerte, acabó con mis sueños de cineasta.

Entonces me puse a escribir y durante diez años investigué, día tras día tras día, en un país o en otro o en otro, en bibliotecas y hemerotecas de muchos lados, sobre la vida de Barba Jacob, mi paisano, el poeta de Antioquia, que durante tantos años vivió en México y que aquí murió, y acabada mi investigación de diez años en uno más la escribí y me puse a buscar quién la editara. Se acercaba el año 1983, el del centenario del nacimiento de Barba Jacob, y el Congreso colombiano se interesaba en ello. No creían lo que yo les contaba del poeta ni los años que llevaba siguiéndole sus huellas. Me pidieron que les mandara pruebas y les mandé entonces fotos e infinidad de documentos. Nada de eso me devolvieron, con todo se quedaron y el libro lo pensaban publicar en mimeógrafo. Les contesté que eso no sólo no era digno de Barba Jacob, un gran poeta, sino de ellos mismos, unos aprovechadores públicos que se designaban como el Honorable Congreso de la República. Que se respetaran. Entonces publiqué mi biografía Barba Jacob el mensajero en México con dinero de amigos mexicanos. Cuantas veces me ha podido atropellar Colombia me ha atropellado. Hace un año me quería meter preso por un artículo que escribí en la revista SoHo señalando las contradicciones y las ridiculeces de los Evangelios. Eso dizque era un agravio a la religión y me demandaron. ¡Agravios a la religión en el país de la impunidad! En que los asesinos y genocidas andan libres por las calles, como es el caso de los paramilitares, con la bendición de su cómplice el sinvergüenza de Álvaro Uribe que han reelegido en la presidencia. Desde niño sabía que Colombia era un país asesino, el más asesino de la tierra, encabezando año tras año, imbatible, las estadísticas de la infamia. Después, por experiencia propia, fui entendiendo que además de asesino era atropellador y mezquino. Y cuando reeligieron a Uribe descubrí que era un país imbécil. Entonces solicité mi nacionalización en México, que me dieron la semana pasada. Así que quede claro: esa mala patria de Colombia ya no es la mía y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir".

Fernando Vallejo

México, mayo 6 de 2007

sábado, mayo 05, 2007

Mayo 5 2006 ¿Será Vichada la tierra prometida?

tomado de Semana.com
Fecha: 04/28/2007 -1304

Hay anuncios de un sorprendente desarrollo para Vichada, un departamento históricamente abandonado. Qué tan posible es que esta región se convierta en un nuevo polo de desarrollo del país.
 

Una nueva obsesión ronda la cabeza del presidente Álvaro Uribe. Convertir 6,3 millones de hectáreas de los Llanos Orientales, hoy desoladas, en el epicentro de un desarrollo agroindustrial, social y ambiental nunca visto en el país. La mayor parte de esta gigantesca extensión de tierra, superior a la suma de las de varios países centroamericanos, se encuentra en el departamento de Vichada y una porción en el departamento de Meta y está delimitada por los ríos Meta, Vichada, Orinoco y Manacacías. Si hubiera una palabra para definir esta zona, sería inmensidad. A modo de referencia, basta decir que la distancia en diagonal de esta extensión de tierra es la misma que hay entre Bogotá y Tumaco.

Las palabras del Presidente en la instalación del Congreso hace un par de años revelan la pasión que en él desata el tema. En ellas se refirió al Renacimiento de la Alta Orinoquia, nombre que le ha dado al proyecto, casi con el establecimiento de un nuevo país: "Sin pobreza, ni cultivos ilícitos, con generación de 1,5 millones de empleos, seguridad energética y el establecimiento de una nueva población en paz de cinco millones de habitantes". Todo esto en un plazo de 20 años. Para liderarlo encargó al vicepresidente Francisco Santos, quien es otro apasionado del tema.

Cada tanto esa región les ha quitado el sueño a varios presidentes. En ese mismo lugar iba a quedar la ciudad de Marandúa propuesta por el presidente Belisario Betancur, que de forma similar a Brasilia, en Brasil, sería un nuevo centro administrativo, además de ser modelo de planificación. Pero nunca pasó del papel. También los presidentes Alfonso López y Rafael Reyes miraron hacia ese lugar del país con grandes expectativas que nunca se concretaron.

Una fortaleza del proyecto que es el Centro Gaviotas ha probado que ya funciona. En las fotos aparece su centro de producción de resinas y aguarrás, útiles en la industria y la fabricación de pinturas. También se ve un detalle de sus viveros. Sus cultivos han logrado que lo que antes lucía como una sabana desoladora, hoy sea un bosque tropical
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Pero a diferencia de los anteriores globos presidenciales, ahora hay varias coincidencias y nuevos hallazgos sobre las virtudes de esta tierra, que hacen pensar que por fin va a pasar algo en ese lugar.

La primera es que en toda la zona tropical del planeta no existe un área disponible de tal magnitud en un país con estabilidad institucional. Este tipo de climas es especialmente favorable para cultivos que sirven para la producción de biocombustibles con creciente demanda en el mercado internacional. La segunda es que por ser una tierra sin selva, se puede hacer una gigantesca intervención sin tumbar un solo árbol, lo que no sería viable, por ejemplo, en la Amazonia. Esto trae beneficios adicionales cuando están en boga las plantaciones destinadas para la venta de oxígeno, buscando con esto contrarrestar el calentamiento global. La tercera es que toda esa extensión es una región prácticamente plana, lo que facilita cualquier clase de cultivo. Y la cuarta, que se ha descubierto que esta tierra a la que se referían los campesinos como si no sirviera para nada, si bien no sirve para todo, sirve para mucho más de lo que se pensaba.

De ahí que ya no suenan alegres los ofrecimientos que el Presidente le hizo de esta región a su colega de Estados Unidos para que lo contemple en los megaproyectos que requiere ese país para biocombustibles, ni tan alocados sus planteamientos cuando comparte su pasión por el proyecto con un visionario como Bill Gates en su reciente visita.

Por su viabilidad es que ya hay inversionistas locales trabajando en varios proyectos de cultivos de pino caribe, caucho, marañón, y piñón, que es un fruto nativo que en América Central, se utiliza para la producción de biodiesel. Parece descartada la siembra de palma africana que aún no tiene buenos resultados en la zona.

También hay multinacionales con cientos de millones de dólares disponibles en caja para invertir en esta revolución. Sólo esperan llegar a acuerdos con el gobierno para ocupar las tierras, y que éste construya la infraestructura que garantice la salida de los productos. Por tierra al interior del país, y por vías fluviales al exterior, aprovechando que muchos de los ríos conectan con el Orinoco y que este desemboca en el Atlántico por territorio venezolano.

Tecnología criolla

Una fortaleza que tiene el proyecto Renacimiento de la Orinoquia es que ya está probado que funciona. El campo piloto es el centro Las Gaviotas, que lleva en la región 40 años. Paolo Lugari, un soñador hombre de ciencia, comenzó en ese lugar de experimentación a trabajar para producir tecnologías limpias, en especial en desarrollos con energía solar. Pero a partir de1982 inició un proyecto de reforestación que ya arroja resultados sorprendentes. Utilizaron micorrizas, una especie de hongos que se fijan a la raíz de la planta y que le permite extraer de la tierra el máximo de nutrientes. Esta ha sido la clave para superar la aparente infertilidad de estas tierras y es lo que ha permitido que hoy exista una plantación de pino caribe que supera las 8.000 hectáreas.

La plantación trajo consigo algo

inesperado. Por los nutrientes que la nueva especie trajo al terreno, como por generación espontánea, comenzaron a aparecer cientos de nuevas especies a la sombra de los árboles reforestados. Sus semillas fueron traídas por el viento y por aves migratorias que empezaron a hacer estación en el lugar, y este nuevo ecosistema se articuló con los llamados bosques de galería, que son las zonas arborizadas en torno a los caños y los ríos.

Mientras esto sucedía en Gaviotas, en Marandúa, otro lugar de la inhóspita Vichada donde Betancur quería hacer su ciudad y de la que sólo quedó un enclave de la Fuerza Aérea para prácticas de vuelo y bombardeos, el Incoder le asignó a esa institución 63.000 hectáreas para que las desarrollara.

Su entonces comandante, el general Édgar Lesmes, contactó a Gunter Pauli, que fue investigador de la universidad de las Naciones Unidas en Tokio y ahora es presidente de la Fundación Zeri (Zero Emissions Research Initiative), para buscarle utilidad a esta tierra. Pauli de tiempo atrás conocía el inspirador Centro Gaviotas, al que ha calificado como la mejor experiencia de desarrollo sostenible en el planeta, y logró entusiasmar al general.

Este contacto fue clave, pues el militar abrió la puerta del alto gobierno, a través del entonces ministro de Agricultura, Carlos Gustavo Cano, quien se entusiasmó tanto, que hizo reuniones semanales fijas para seguir el tema. Pauli, por su lado, hizo contactos que abrieron la puerta al proyecto en foros en el exterior, lo que condujo a interesar a companías multinacionales.

El proyecto fue presentado por primera vez en Japón en 2005, y aunque los reparos a la seguridad del país desinflaron un poco los ánimos, logró interesar a la televisión de ese país, que por varios días viajó a Vichada e hizo informes de la región.

Los contactos en el exterior trajeron rápidamente al redil de los entusiastas a los ejecutivos del J. P. Morgan Chase, uno de los bancos más grandes del mundo. Esta entidad tiene cuantiosos recursos en una cuenta llamada Fondos de Capital de Riesgo, que se destina a proyectos como el de Vichada. Por lo menos una decena de viajes de sus funcionarios a la zona y un plan de acción diseñado por la escuela de negocios antioqueña Eafit, dieron a luz un primer proyecto que se ha manejado con total confidencialidad.

El 11 de septiembre del año pasado, William Harrison, chairman de J. P. Morgan, junto con varios de sus ejecutivos, viajó expresamente a una reunión en el Palacio de Nariño para presentar al presidente Uribe y a varios de sus ministros su propuesta, que incluye un aporte inicial de 325 millones de dólares. SEMANA consultó a algunos de los asistentes, que coinciden en que la reunión no fluyó, pues el Presidente no aceptó que hubiese traductor y el tema tenía un alto componente técnico y financiero que no hacía fácil la comprensión para todos los asistentes. Fuentes del gobierno aseguran que lo que pasó realmente es que la propuesta del banco era que se les otorgara una especie de concesión exigiendo unas garantías mínimas de ingreso, lo que claramente es inaceptable para un proyecto de esta naturaleza.

Los contactos continuaron y hubo reuniones en Londres con el vicepresidente Francisco Santos. Hay versiones confiables que afirman que al proyecto ya se le han hecho varios ajustes y que está en revisión para su posible firma. La idea es que bajo el nombre de Marandúa Inc., la fundación Zeri realice un proyecto de similares características al de Gaviotas, que en siete años cubra 100.000 hectáreas y que en 12 haya duplicado los cultivos. La propuesta es cubrir los costos de administración y los intereses del dinero dado por el banco, mientras las utilidades serían reinvertidas. Al término la concesión revertiría a manos del Estado.

Las otras puertas

De concretarse, Marandúa Inc. será sin duda el principal motor para jalonar el desarrollo en el nivel que quiere el Presidente. El interés de un aliado como J. P. Morgan ha ayudado a despertar el de otros gigantes internacionales. Ese el caso de la multinacional de alimentos norteamericana Cargill, que ya ha hecho varios viajes a la zona e invirtió en estudios sobre la viabilidad de un gran proyecto, probablemente para la producción de aceite, en lo que ya tienen experiencia en vastas plantaciones en Malasia.

El renovado entusiasmo por la zona despertó el interés de la familia noruega Siem, dueña de una de las más importantes navieras del mundo que desde hace media década tiene inversiones en la zona. Se trata de la finca Cimarrón, que fue quizá la primera iniciativa en grande para la región, con énfasis en ganadería, pero que se frustró por irregularidades de su anterior administrador que hicieron que el proyecto se desacreditara entre los habitantes de la zona, lo que ya se está solucionando.

Así mismo, inversionistas colombianos ya están dando sus primeros pasos en la región. Ya hay 450 hectáreas sembradasde caucho, de un proyecto de 6.500 (el de mayor dimensión de América), cerca de Puerto Carreño, que según se afirma, es de propiedad de 24 asociaciones de productores. La dificultad que enfrenta es que fue financiado por Finagro a través del Fondo de Ganaderos del Caquetá, que giró los dineros. El problema surgió cuando estalló el escándalo en el que se encontró que el supuesto lavador de dineros Miky Ramírez tuvo que ver en esta operación, por lo que el Fondo fue intervenido. Como consecuencia, el proyecto quedó a medio financiar.

Otro proyecto es liderado por la empresa barranquillera Agroforestal. Esta sociedad espera que el Estado le entregue, mediante una figura legal, unos terrenos en la zona de Sabanas de Zafiro, de una extensión de 8.000 hectáreas por cinco años. Si los resultados son los esperados, al final la tierra les sería escriturada. Esperan desarrollar hasta 200.000 hectáreas.

Ya comenzó también otro proyecto de empresarios santandereanos para 3.000 hectáreas de marañón, de las cuales ya tienen sembradas 400. Y así empiezan a aparecer inversionistas locales y foráneos con cultivos de diferente extensión.

Por su parte, el gobierno ya está invirtiendo 49.000 millones de pesos para hacer navegable el río Meta, y hay proyectos por 82.000 millones más para los próximos cuatro años, que incluye la construcción de tres puertos.

Las expectativas que hay en la región son altas. Y el gobierno debe responder porque una iniciativa de estas dimensiones no se empantane en prácticas como las que se usaron en la colonización del resto del país. La semana pasada esta revista alertó de posibles irregularidades en la adjudicación de miles de hectáreas a allegados a un político, y falta revisar cientos de titulaciones más que de forma inexplicable se concentraron en el último año.

Por ahora la titulación de nuevos baldíos está suspendida hasta cuando se aclare el potencial de la región y la tenencia actual de la tierra en la zona del megaproyecto. Aún son varios los escollos por superar para sacar adelante una réplica de lo que ha sido el modelo de Gaviotas para toda esta vasta región. El principal es el de inversión en infraestructura que, pese al esfuerzo, sigue siendo muy poca para una extensión de esta naturaleza. Organizaciones ambientales están atentas a cómo se define el proyecto, pues en un principio alcanzó a tener la imagen de que este sería un gran monocultivo, lo que se ha ido desvirtuando, pero siguen vigilantes pues no hay detalles de los impactos de los nuevos sembradíos.

Es poco lo que se habla de la relación con las comunidades indígenas, claves en un lugar como estos donde hay resguardos y un porcentaje importante de la población pertenece a alguna etnia. También es clave contener la maldición de los cultivos ilícitos que pueden avanzar desde el sur, y la presencia de actores armados ilegales como los rezagos de paramilitares al norte.

No faltarán los debates en los que con seguridad se escucharán argumentos con tufillo anti imperialista, como el que sugiere que es una equivocación destinar tierras para la producción de combustibles para países ricos, cuando se podrían destinar para alimentos de los más pobres. Por ahora se han dado puntadas acertadas hacia la primera meta presidencial de ocupar en cuatro años 160.000 hectáreas, en 10 años dos millones más, y en 20 la totalidad de los 6,3 millones. De la atención del país sobre el proyecto dependerá que realmente el Renacimiento de la Orinoquía se convierta en una tierra prometida para el país. Y no de las elites de siempre, o lo que es peor, de unas pocas multinacionales.

jueves, febrero 22, 2007

Febrero 22 de 2007 - Temen lío pasional en crimen de dos payasos en Cúcuta, Norte de Santander


Tomado de El Tiempo.com



La hipótesis se comenta en voz baja en el gremio de los payasos, pero las autoridades dicen que "no se tienen mayores datos sobre las causas del doble homicidio".


El silencio ha sido quizá uno de los principales inconvenientes que han tenido las autoridades para obtener alguna pista que permita capturar a los pistoleros que acabaron con la vida de los payasos Willington Villamizar Leal, 'Rony', y Nelson Núñez Robledo, 'Andrés'.

Lo único que saben los investigadores es que fueron dos hombres los que cometieron el doble crimen. Se camuflaron entre las 100 personas que entraron a la función, aprovechando que la boleta estaba en promoción.

Lo único claro, por ahora, es que la muerte de los payasos no estuvo motivada por la actividad que cumplían, pero no tenemos más detalles sobre el caso", explicó el coronel José Humberto Henao, comandante de la Policía en Norte de Santander.

El crimen ocurrió a las 9:30 de la noche, casi una hora después de haber iniciado el espectáculo circense.

En esos momentos Núñez, de 24 años, estaba en el escenario arrancándoles sonrisas a niños y adultos, cuando de repente un hombre saltó de las graderías y le disparó en la cabeza.

Segundos después, y cuando la gente comenzó a salir despavorida hacia la calle, se escucharon otros disparos en la taquilla. Allí cayó Villamizar, que ya había hecho su presentación y estaba colaborando en la puerta de acceso.

Familia dice que no tenían enemigos ni amenazas

Ana Francisca Leal de Villamizar, madre del joven, de 18 años, dijo que su hijo no tenía enemigos y tampoco sabía de amenazas en su contra.

Se limita a decir que era una buena persona que no se metía con nadie y le gustaba trabajar para salir adelante. Sus exequias se cumplieron ayer en Cúcuta. El cuerpo de su compañero de escenario fue trasladado a Chigorodó (Antioquia), de donde era oriundo.

En el barrio Panamericano de Cúcuta nadie quiere hablar del trágico momento en que sicarios les hicieron cambiar, a la fuerza, sus risas por gritos de pánico.

Los niños no dicen ni una palabra. Por el contrario, tratan de evitar a quienes preguntan por lo ocurrido la noche del lunes en la carpa del circo 'Sol de Cali', que desde hace dos años recorre los barrios pobres.

Piden garantías para el gremio

Édgar Mojica, fiscal de la Asociación de Artistas Callejeros de Cúcuta, pidió ayer protección y garantías para el gremio. Dijo que en los últimos tres años han sido asesinados, en la ciudad y en hechos aislados, cinco payasos, sin que se hayan producido capturas por esos crímenes.

"Sería bueno que el Gobierno mirara un poco más hacia el arte callejero y popular, donde se enseña a reír pero que infortunadamente se está acabando. Que nos protejan y que se promueva una campaña de tolerancia para que nos respeten los derechos a la vida y al trabajo", dijo Mojica.

CÚCUTA

miércoles, febrero 21, 2007

Cómo hay quye ver las películas según David Lynch



La magnificencia de las imagenes en la pantalla del teatro, el sonido que te envuelve te llevan, te sumergen en un nuevo mundo, a diferencia de la "broma" que significa ver una película en televisión.

jueves, febrero 08, 2007

martes, febrero 06, 2007

Un adiós para Mayolo




"...el cine es como un álbum familiar, lleno de fotografías de la familia. Un país sin cine es un país sin memoria, ¿qué tal Italia sin cine, España sin cine, Estados Unidos sin cine? Uno ve y conoce cómo son estos países a través del llamado séptimo arte: desde sus ideologías hasta la forma de vestir está implícita en las producciones de cada país". Carlos Mayolo. (Informativo Semanal de la Universidad Autónoma de Bucaramanga - No.106 /29 de septiembre de 2003).

Bogotá, febrero de 2007. El director de cine Carlos Mayolo falleció el sábado 3 de febrero en su apartamento en Bogotá. Como homenaje a su memoria publicamos el texto escrito por sus amigos y colegas Luis Ospina y Sandro Romero Rey, con el fin de postularlo al Premio Nacional toda una vida dedicada al cine, galardón que el Ministerio de Cultura le entregó en el año 2006.

“Toda regla tiene sus excepciones. Para que las reglas se sostengan, es necesario que existan fuerzas que se empeñen en destruirlas, en llevarles la contraria. Carlos Mayolo ha sido uno de los mejores ejemplos de la cultura, o mejor, de la contracultura colombiana que con mayor eficacia ha puesto a tambalear el orden establecido, sin hacer concesión alguna con la vida, ni mucho menos con la muerte. Mayolo ha vivido (y seguramente morirá) sin pararle demasiadas bolas a la desmesura porque es la única manera que ha encontrado para tocar el cielo con las manos.

Sus amigos lo envidiamos. Carlos Mayolo, a punta de escándalos creativos, ha construido una de las obras audiovisuales más contundentes, agresivas y vitales de toda la accidentada historia del cine colombiano. Imperfecta, es posible, pero con una vitalidad que no tiene parangón entre las otras creaciones de sus colegas y compatriotas. Además, Mayolo no sólo creó un lenguaje único e irrepetible, sino que construyó todos los cimientos de una generación de apasionados por las imágenes en movimiento. Quienes han tenido que ver con el cine y la televisión del Valle del Cauca entre la década del sesenta y la década del noventa, tuvieron que haber pasado, necesariamente, a través de la vida de Mayolo. Su nombre, para su generación, ha sido sinónimo de actividad intensa, incansable, de celebraciones pantagruélicas, de proyectos rapidísimos, de noches sin tregua y de aprendizaje a toda marcha.

De su generación cinéfila caleña, Mayolo ha sido el mayor de todos. No sólo en edad, porque nació en septiembre de 1945, sino en resultados. Se puede decir que Carlos Mayolo ha sido el mejor instigador, el mejor impulsor del trabajo audiovisual en Cali y, sin él, no hubiera existido el cineclubismo, el cine documental independiente, el primer film de ficción caleño de los setenta, la obsesión visual por el horror, el gótico tropical, la inserción del cine en la televisión, la locura y el éxtasis. Han desaparecido las copias de sus primeros filmes (hasta en eso Mayolo es un pionero) y de ellos sólo se conservan algunos títulos sueltos como Corrida y El Basuro. Fueron películas que concluyeron la década de los sesenta y que le dieron a Mayolo todas las herramientas visuales para continuar siendo un cineasta. Porque Mayolo nació cineasta. Nadie tuvo que explicarle nada. Con su instintiva genialidad a cuestas, rodó en Bogotá tres películas documentales de hermosas intenciones: Quinta de Bolívar, Iglesia de San Ignacio y, sobre todo, Monserrate, correalizada con el desaparecido Jorge Silva. ¿Para qué y para quién las hizo? Para él, para nadie. Para la historia del cine. En el último título citado, por ejemplo, están, en ciernes, todos los mejores elementos del documental latinoamericano, de Santiago Alvarez a Solanas y Getino.

En 1971 dirigió Oiga vea, un documental sobre los VI Juegos Panamericanos de Cali, aún vivo en la memoria del cine colombiano. Una película que veía los deportes desde afuera de los escenarios, para indagar lo que estaba sucediendo adentro de una ciudad. El contrapunto, la confrontación de planos contradictorios, la dialéctica entre la imagen y el sonido, el encuentro entre “la realidad” y “lo real”, entre lo que se es y lo que se esconde, forman parte del catecismo estético de Mayolo. Así lo podemos ver, de nuevo, en el documental de 1972 Cali: de película, un travieso divertimento sobre la tradicional feria decembrina de la capital del Valle del Cauca. Poco después, el director correalizaría Angelita y Miguel Angel, única película firmada por Andrés Caicedo, a partir de uno de sus relatos. Se trata quizá del primer argumental sobre jóvenes hecho en Colombia en aquellas épocas de urgencias revolucionarias.

Mayolo además fue pionero del movimiento cineclubístico en Cali al fundar varios cineclubes obreros y el Cine Estudio 35. También colaboró con el Cine Club de Cali y ayudó a fundar en 1974 la revista Ojo al Cine, en donde publicó un extenso artículo sobre el cine nacional.

En 1975, hay tres cortometrajes en la filmografía de Mayolo, de diferentes facturas y de diferentes urgencias: Sin telón, sobre el teatro La Candelaria, en la época en que estaban concluyendo la puesta en escena de su obra maestra Guadalupe: años sin cuenta. Ese mismo año realizó el anárquico cortometraje Asunción, uno de los clásicos del cine de sobreprecio colombiano y La hamaca, basado en un cuento de José Félix Fuenmayor, con actores del TEC y buena dosis de feminismo caribeño.

En 1976 hizo un cortometraje titulado Rodillanegra basado en el cuento Un foul para el Pibe del escritor Umberto Valverde. Luego, tras la noticia del suicidio de Andrés Caicedo, vendría a Colombia la sacudida del mediometraje Agarrando pueblo, verdadera cachetada contra la pornomiseria, cine dentro del cine, humor irrefrenable, mezcla de documental y de ficción, para dar como resultado una de las mejores películas colombianas de todos los tiempos. Es mucho lo que ya se ha dicho sobre esta película y los numerosos premios internacionales que recibió en su momento son prueba de ello. Ahora, en el nuevo milenio, se puede ver como una película siempre joven, siempre fresca, siempre provocadora.

En 1978 Mayolo haría un filme en la capital inglesa, junto a María Emma Mejía, titulado Bienvenida a Londres. Otro argumental urgente en su filmografía que da cuenta de la rápida pasión que pudo sentir este caleño exilado por la atmósfera glacial de la Gran Bretaña. A su regreso al país, en la década de los ochenta, comenzó en Colombia la consolidación de las producciones de largometrajes estimulados económicamente por el Estado y la región que mejor se beneficiaría de esta política sería, cómo no, el Valle del Cauca. El primer film de esta generación fue Pura Sangre, con un siniestro Carlos Mayolo en uno de sus roles protagónicos.

En 1983, el mundo vería la aparición de su película de vampiros juveniles Carne de tu carne, localizada en Cali en los años cincuenta, con trasfondo de denuncia política, metáfora de la eternización del poder, buena dosis de fantasmas familiares y una incesante búsqueda por encontrar un estilo personal. Y por supuesto que lo logró. Si hubiese que salvar diez títulos en la totalidad de la historia del cine colombiano, Carne de tu carne tendría que estar allí. Un año después Mayolo rodó para la televisión canadiense El Dorado y La Madremonte, cortometrajes de factura internacional inspirados en mitos y leyendas de nuestra tierra.

En 1985, Focine produjo una serie de mediometrajes denominados Cine en televisión, los cuales se emitían los martes a altas horas de la noche. En esa época, con Caliwood consolidado, Mayolo realizó un hermoso cuento titulado Aquel 19. Al mismo tiempo, dirigió un nuevo documental sobre su ciudad, titulado Cali, cálido, calidoscopio, con buena dosis de viento y ritmos tropicales.

Pasarían tres años antes de que Carlos Mayolo realizase un nuevo largometraje. Su segundo film de largo alcance sería una versión de La mansión de Araucaima de Alvaro Mutis. Esta película es, quizás, el punto máximo del llamado Grupo de Cali, donde se consolidó toda una generación de guionistas, actores, asistentes de dirección, directores de fotografía, sonidistas, directores arte, productores que, hoy por hoy, continúan activos en el cine y la televisión de Colombia. Todos ellos le deben su formación al entusiasmo creativo de Carlos Mayolo.

¿Qué pasó después? Caliwood se acabó, sus protagonistas continuaron desarrollando su actividad en Bogotá y Carlos Mayolo se volvió una superestrella de la televisión nacional, primero como actor de Mi alma se la dejo al diablo y Los pecados de Inés de Hinojosa, luego como realizador de series tales como La otra raya del tigre y, sobre todo, Azúcar y Hombres. La personalidad de Mayolo ha sido definitiva para la llamada “pantalla chica” a finales de la década del ochenta y buena parte de los noventa. Le imprimió a sus series otro lenguaje, otra manera de encuadrar y de contar las historias, le dio dinamismo, piel, identidad, humor. Mayolo construyó y destruyó su propio lenguaje en la televisión, con un riesgo casi suicida, sin hacer concesiones a nada ni a nadie.

A su filmografía se suman títulos que van de las Cuentas claras, chocolate espeso, a los Cuentos de espanto, de los Cuentos de Bernardo Romero Pereiro a Laura, por favor. Fue asistente de Fuga de Nello Rosatti y actor de Werner Herzog en Cobra verde. Hizo cientos de comerciales, terminó la serie Brujeres y ha realizado innumerables trabajos pedagógicos con estudiantes de varias universidades colombianas.

En los albores del nuevo milenio, Mayolo ha quemado las naves y no ha cesado de escribir. Su primera publicación fue su estupendo libro de memorias titulado Mamá, qué hago? Y prepara varios volúmenes más de su experiencia como realizador de cine y televisión. Por todas estas razones, nos parece que es más que justo proponer su nombre para que se haga público reconocimiento a la labor de toda una vida

viernes, enero 26, 2007

FOTOS PETRONIO ALVAREZ 2006